Actualizarme... pero de verdad
Las últimas semanas por fin me hice espacio para “actualizarme”. Hace más de dos años escribí que iba a estudiar porque todo cambia… y sí, todo siguió cambiando, pero yo no estudié. Aun así, aprendí cosas que hoy valoro incluso más que cualquier curso.
Aprendí que soy más fuerte de lo que imaginaba.
En 2017 nos mudamos a Chile por necesidad. Criar lejos de la familia es duro. Perder a un ser amado sin poder dar el último abrazo, más duro todavía. Aun así, aquí estoy: de pie, avanzando, mirando el futuro con esperanza en medio del dolor y la mezcla extraña de emociones.
También confirmé que la práctica hace al maestro (y que “loro viejo” sí aprende).
Pasé tiempo completo en casa como esposa y mamá: cociné mis mejores platos —MasterChef, llámame 😆— y, después de los 30, aprendí a tejer. Descubrí una pasión real y me siento orgullosa de lo que he logrado.
Hace poco leí en un artículo del NYTimes sobre la teoría de nudos -una idea de la investigadora Elisabetta Matsumoto: tejer es como codificar, y el estambre es un material “programable”. Me hizo todo el sentido: quizá por eso aprendí tan rápido y lo disfruto tanto. Al final, soy programadora nata.
También aprendí a darle valor a los momentos.
“Todo tiene su tiempo”. No es que ya no me angustie, pero ahora vuelvo más rápido a la calma. Puedo disfrutar el presente sin perder la visión de lo que viene, sabiendo que cada etapa me prepara para la siguiente.
Y sí, ahora sí volví a estudiar.
Hace unas semanas empecé con Platzi y estoy on fire: desde buenas prácticas de código hasta cómo contar historias. Me falta mucho por aprender, pero eso es justamente lo que me anima. Platzi me empujó a escribir de nuevo aunque todavía esté afinando mi voz.
Me queda camino por recorrer, pero estoy lista. Y tú también: “tiempo y ocasión acontecen a todos”. Reconozcamos los momentos oportunos, aprovechemos las oportunidades, leamos las señales, aprendamos de los errores.
Recomiendo este tema que me ayudó a animarme a escribir de nuevo: El síndrome del impostor. Me quedo con esta idea:
La perfección no existe; deja de perseguirla. Abraza tus buenos resultados sin menospreciarlos por no ser “excelentes”. Los errores son cimientos: se aprende más fallando que acertando. Si nunca te equivocaras, ¿cómo te superarías?
Anímate. Investiga. Ensaya. Nunca dejes de aprender.
Angélica, que grato ver que volviste a actualizar el Blog, sigo con encanto y deslumbramiento todos tus escritos, y en especial la parte de Adempiere. Me gusta mucho como estructuraste los contenidos y eres mi guía en el camino que empiezo a recorrer. Me gusta mucho leer tus escritos, siempre dejan conocimientos nuevos que son necesarios en la vida, profesional y social. Gracias por dedicar parte de tu tiempo a este Blog. Por allí siempre consigo cursos de Udemy o Platzi, si es de tu agrado te los puedo compartir, mi correo es rromero89@gmail.com.
ResponderEliminarsaludos desde Venezuela. Bendiciones para ti.